Durante
los últimos meses he vivido en un mundo de hombres. Después de unos
primeros días donde había un porcentaje muy bajo de mujeres, llegó
un periodo de masculinidad absoluta. 5 hombres antes, después 3 o 2
tíos durante mucho tiempo. Cuando eramos 5 B.B. repetía que estar
tanto tiempo sólo con hombres era una situación muy difícil de
repetirse y si, esto puede ser un experimento sociológico
interesante durante un tiempito.
Durante
este periodo pasé mucho rato charlando e intercambiando opiniones con
los otros chicos, sobre todo con L.B.. Nuestras discusiones siempre
rotaban alrededor de temas como relaciones interpersonales,
discriminaciones (de género, más que todo), sexualidad. Nuestras
posiciones sobre estos conceptos son bien diferentes entre ellas y
las charlas subieron de intensidad desde el primer intercambio de
opiniones el verano pasado, hasta un largo viaje de coche hace pocos
días.
¿Qué es cultural y qué es natural? ¿Tenemos que confiar en la evolución (cultural) y aceptar también lo que no nos gusta como las discriminaciones o las injusticias? ¿Solo porque, de faltar estas, no se seguiría el curso natural de las cosas y podrían pasar cosas aún peores?
¿Qué es cultural y qué es natural? ¿Tenemos que confiar en la evolución (cultural) y aceptar también lo que no nos gusta como las discriminaciones o las injusticias? ¿Solo porque, de faltar estas, no se seguiría el curso natural de las cosas y podrían pasar cosas aún peores?
Yo
—por ejemplo— no creo que la discriminación de las mujeres sea
un hecho natural, sino más bien cultural. ¿Es algo que existe desde
hace muchísimo tiempo? Esto no quiere decir que tengamos que
aceptarla. No. No tenemos que aceptar ni esto ni ningún otro tipo de
discriminación por miedo a que pueda pasar algo peor. ¿Aún los
animales discriminan? No lo sé, pero aunque fuera, el ser humano
tiene un cerebro mucho más grande y complejo que los otros animales
y una cultura mucho más variada (si bien no mejor). Además tiene una
memoria histórica. ¿Y esto no le tendría que dar, por lo menos,
la capacidad de no ver en un cualquier tipo de diferencia un motivo
para discriminar?
Unos
de los argumentos de discusión más fuertes era sobre los matrimonios homosexuales. Sobre todo porque esto implicaría la posibilidad de adoptar y habría la presunta
necesidad para lxs niñxs de tener una figura masculina y una
femenina durante sus crecimiento. La base de esto sería que si la
natura se ha
desarrollado de esta manera algún motivo habrá y entonces no hay
que cambiarlo. Mi perspectiva es diferente. ¿Estamos segurxs que sea
natural que una pareja compuesta por una hembra y un macho críe a
lxs niñxs?
¿No
es más bien un hecho cultural? Que sea una unión de gametos
femeninos y masculinos a originar la vida es un hecho químico/físico
común a todos los seres vivos, pero todos los animales crían a su
prole de maneras muy diferentes. Muchas veces se limitan a dejar sus
huevos fecundados, así como las plantas hacen con sus semillas.
Muchas veces
cría
la prole la hembra, muy pocas veces lo hace el macho, muchas veces lo
hace un grupo, como en el caso de los bonobos y de los chimpancés,
los animales más parecidos a los seres humanos.
Si
nos ponemos a buscar diferencias caemos siempre en la misma vorágine.
En los seres humanos tradicionalmente (culturalmente) la pareja que
le da vida a lxs niñxs
cría la prole, pero
¿es siempre un bien? Hay muchos casos de padres y madres terribles.
Seguramente habría casos de padres gays terribles o da madres
lesbianas terribles o de madres y padres transexuales o intersexuales
terribles. ¿Y? Además, tener dos madres lesbianas —por ejemplo—
es algo diferente. Son bio-mujeres, sí, y probablemente durante
parte de su vida vivieron como hembras criadas en una sociedad
humana, pero desde cierto punto ya no. Son diferentes de mujeres
heterosexuales en una pareja heterosexual. Son diferentes, pero son
iguales, porque cada persona es una persona, diferente e igual con
todas las variaciones posibles.
¡Si
hay amor ya está!
El
hecho de estar en un grupo de sólo hombres hizo evidente la falta de
mujeres (o de personas de otros géneros, o sexos), dándonos una
visión de la realidad bastante limitada. Sobre todo, para mi se vio
como en muchos casos la separación dualística de la realidad en dos
géneros bien distintos y sobre todo los atributos que estos géneros
tienen sea algo “normal” para la mayoría de las personas; algo que no se pone en discusión. “Que
pena que no haya mujeres, porque después de trabajar un masajito no
está nada mal y nadie (ningún tío) quiere un masaje de un
hombre”. “Nadie quiere dormir en la misma cama con otro
hombre”. Chistes, risas, todo lo que haga falta para alejar
cualquier tipo de pensamiento sobre contactos no violentos/cariñosos entre machos. Si hay un
abrazo tiene que ser un abrazo viril y esto es lo máximo porque todo
lo demás es de maricón y esto ni de coña, vamos!
Cuando
empecé a escribir este post (y me paré para escribir este otro post sobre arquitectura y natura) leí un artículo muy interesante. Habla
de la obsesión de los hombres para el sexo, visto como el único
substituto que nuestra sociedad heteropatriarcal-capitalista le da a los hombres a cambio de cualquier otro tipo de manifestación afectiva. Voy a poner aquí
unas traducciones de algunos de los conceptos más interesantes. Para quien quiera, aquí está el artículo (en inglés).
La sensualidad de estar vivos en nuestros cuerpos, conociendo nuestros sentidos y respirando respiros llenos ha sido descartada como un atributo no masculino. La sensualidad ha sido remplazada por la rutina. Aún si nos damos cuenta de los extremos, no sabemos percibir las sutilezas de los sentidos. El cariño y la ternura se han perdido por ser sutiles y lentas. Nacidos en cuerpos maravillosamente equipados por sentir, somos forzados a apagarnos y aceptar la insensibilidad.
Esta descripción puede sonar bastante extrema. Pero es sólo una foto de lo que se considera normal —que damos por sentado— imponer a los chicos. No nos gusta creer que estamos en un estado tan extremo. Pensamos que todo lo que pudimos sobrepasar no tiene que haber sido tan malo. Si no nos parece, como hombres, que somos tan separados el uno del otro, de las mujeres, de lo que sentimos o de nuestros cuerpos, quizás sea porque hemos perdido la memoria de haber estado tan integrados, tan conectados. Para la mayoría de nosotros la alegría posible en nuestras vidas diarias está tan afuera del ámbito de nuestras experiencias que tenemos dificultad ya solo a imaginarla. Entonces consideren por un momento que la mayoría de los hombres han recibido alguna forma de este condicionamiento sistemático
Los chicos adolescentes están expuestos a un imperativo social de echar polvos para demonstrar su masculinidad mucho antes de saber lo que “echar un polvo” quiere decir.
El sexo era, y es, presentado como la ruta hacia la intimidad real, la proximidad completa, como el sitio donde está bien amar completamente, ser tiernos y vulnerables y al mismo tiempo estar a salvo, no sentirse tan profundamente solos. El sexo es uno de los lugares donde la sensualidad parece ser permitida, donde podemos ser dulces con nuestros mismos cuerpos y darnos el permiso de una pasión rebosante. El placer y el deseo, la vitalidad y la excitación, que al parecer dejamos atrás en algún sitio de que no nos podemos ni acordar, vuelve a ser imaginable.
Esto es el motivo porque los hombres están tan obsesionados con el sexo. Cuando nacemos somos criaturas sensuales con una capacidad ilimitada para sentir y una propensión espontánea para conectar profundamente con todos los seres humanos. Pero luego somos sometidos a un condicionamiento continuado vuelto a reprimir la sensualidad, a ignorar nuestros cuerpos, a separarnos de nuestra proximidad natural con nuestros compañeros humanos. Todas las necesidades de los humanos se nos prometen luego por medio de sexo y sexualidad. Esta es una atracción efectiva porque la sexualidad puede ser de verdad una potente fuente de amor y placer, intimidad, sensualidad y belleza. Pero de ninguna manera el sexo puede satisfacer estas necesidades. Estas necesidades pueden ser satisfechas sólo después de una curación del condicionamiento masculino y después de cubrir cada área de nuestras vidas con relaciones y vitalidad.